Los pasos avanzan sobre un vacío minado de voces, van en
busca del fruto.
Pasean por nubes recostadas sobre el césped y recogen el aroma
de las hojas tocando el sol.
Siente el resplandor
de cada silencio quemando el fuego germinal.
No tiene un lugar para llorar.
Delante de mis pupilas se dobla el filo de mi fe.
Lo peor aún no sucedió, doy
vuelta la esquina donde ya no están los que me sonreían.
Jugábamos mientras nadie nos
observaban.
Entonces los pies pequeños corrían
firmes y veloces.
La antepuerta del misterio me sonrie.
No me sorprendí del pájaro que me ladró, ni del perro lírico.
Me despertó la realidad escribiendo poemas sobre la inercia
de mis paredes.
Los colores desordenados sobre el agua bendeciendo
lo que no fui.
Segundos velando el encierro del hoy.
Una inmensa ola cubre mi playa,se despide, pero regresa
una, mil veces.
Mañana me esperan arenas suaves, lejos de lo
firme que conocí.
No dudo de lo que tengo.
No deseo lo que no poseo.
No temo a lo desconocido.
No envidio lo mejor.
Sí dudo de perder el tiempo antes del tiempo.
Cuando no
pueda sentirme desnuda bajo la
ducha y las caricias se pierdan por los
rosales.
Cuando no tenga espacio para
inventar un recuerdo.
Entonces quiero que me vengas a buscar.
No puedo llevarme el mundo en esta mochila, solo tu piel de
bebe regada de mis besos.
Dejaré este mar de acuarelas sin brújula, sin norte y sin destierro.
Paraiso de sal donde intente ahogar los
pecados.
Destino, es el nombre del barco que esta por venir. Nadie lo espera,
sino hasta el día que la madera comienza
a pudrirse.