Las historias que nunca te conté son las que empiezan con H.
Se esconden debajo de un acento o detrás de una gran T.
Son un capricho del destino.
El camino del encuentro al cielo.
Un sol cubriendo el alambrado.
En tu palma está la pregunta que agoniza
y un lento tramo de purpura cruz.
Dios no tiene el perdón pero tiene el olvido.
Tiene el bastón y una ceniza de tu fuego.
Las historias que no te conté son las que no recuerdo.
En un largo viaje deje la maleta al costado de la conciencia.
Temerosa de que la flor derrame el perfume sobre los pastos
secos
continuo parada frente al
espacio en blanco, de espaldas al silencio.
Busco un sitio en tus labios, un momento en el desierto de pájaros.
En las sombras de las
rosas las mariposas aprenden a volar.
Caen al suelo las espinas y no dañan; solo se desprenden de
lo que duele
y de lo que las hace temerosas.
Las historias que nunca te conté son las que viví sin poder sentirlas,
son las que espero que no sucedan, son las que reposan en las llamas de la eternidad.