Se desprende el canto del pájaro y
la mañana de la luna.
Tu voz tan fuerte, tan segura; tu
silencio rebota el estorbo de la ausencia.En tu larga noche no hay soles, ni brillos, ni amargos brotes de rebeldía.
No tengo ningún plan, solo el cabello sobre mis hombros.
Tu cansancio llego a mis huesos y
tu siesta al despertar.
No llego, no voy, tengo el puño
doblado en el bolsillo.
Continua la fuga de la tristeza arrastrando tu agonía.
Tu ramo descansa sobre mi frente
en los latidos que desvanecen tu fuerza acabada.
Tímido el minuto suplica al reloj
que lo deje salir.
Luz en la sombras de tu huellas,
en el bosques de tus lagrima.
No está el naranja ni el opaco
sabor de tu fuego.
Quedo tu aliento penetrando en mi
garganta lastimando mi alma.
Ayer sabia que no estarías, sin
imaginar como sobreviviría al vacio.
Hoy resisto tu sombra con las
manos abiertas, invisible ola de dolor.