Un paraíso destruiría con mis manos al amanecer.
Cantarán las notas sobre las rosas
que te visten.
Tus pequeños pies de gramilla y el oscuro viento
sobre tus hojas.
Recuerdo cuando nos encontramos de camino al desierto.
Vos llevabas los granos de arena para tu jardín
de invierno,
Yo regaba tu camino con mis lágrimas, el sol
recogía mis cabellos y las flores caían marchitas sembrando el perdón.