Nadie es más sabio que
tus miedos. Nadie es más ignorante que tu soberbia.
Nadie es más, que tu voluntad y tu fe.
Nadie es más, que tu voluntad y tu fe.
No aceptaba la verdad, porque el vientre es todo. No aceptaba que la encerraron en su cuarto con los miedos del abandono. Luchaba con su...