Ayer le mostré a Sofía el blog que escribí para ella. Traté que entendiera, para qué le dedique tanto tiempo a esos textos. Con sus 7 años comprendía perfectamente lo
que era un blog y como moverse entre las etiquetas, las entradas, pero no podía
apreciar cuál era el sentido de todo lo que ahí había.
Cómo explicarle que le puedo dejar otras cosas ademàs de una casa, un auto, plata,
fotos, en definitiva cosas que algún día quizá no necesite, las cambie o las
venda? Lo que hice fue dejarle algo que no se destruirá, una mamá que siempre
va a estar ahí hablándole desde el blog, contestándole lo que ella tenga ganas de
preguntarse. Una mamá que viajará en el
tiempo, en su futuro y cuando lo dese o sienta necesidad podrá buscarme, y
aunque ya no este quizá, le pueda dar un
consejo. Es una forma de dejarle mi alma, mi eternidad. Ahí está escrito lo que viví, lo que descubrí, lo que pudo ser y se truncó. Mis frustraciones. Mi
adolescencia, mi madurez y con el tiempo estará mi vejez.
Se lo mostré para que apreciara con sus 7 años lo importante que es aprender a leer y a
escribir. Nuestro lenguaje, como modo de preservación, de infinito. Eso es todo amor, todo para ella en un espacio
virtual. Lo real ya no es, el pasado fue; ahora queda solo un recuerdo y quizá
escriba lo que será.
Se lo mostré porque el próximo fin de semana van a operarme
de algo muy sencillo, pero uno tiene miedo de quedarse en el camino.
Mientras le explicaba todo en la computadora, sentí una
enorme alegría de poder dejarle a ella que aún no entiende para qué sirven las cosas que está aprendiendo en el colegio,
que gracias a ese maravilloso encuentro
entre la tecnología, la literatura y la escritura por placer, tendrá a mamá como dice el blog, las veces que
quiera, aun cuando el teléfono deje de
sonar.
Si este es el final le
dejo algo más que una foto, le dejo mi corazón ahí latiendo. Si no es hoy será
mañana. Ojala tenga tiempo de contarle más historias y escribirle más poesías.
Ojala algún día ella, pueda continuarlo y dejarle a sus hijos una parte de su
ser. Lo importante es que el sábado voy a ir a la cita con el cirujano con un
poco más de tranquilidad, porque lo más
importante que tenía para dar fue darle a Sofía la vida y mi luz.
Y si todo vuelve a la normalidad, espero que se
entusiasme con la idea del blog y empiece a leer para luego, como
pintando y jugando, comience a escribir.