El psicópata tranquilo mira las hojas caer desde la ventana,
Y dibuja un tornado amarillo sobre las puertas de tu casa.
Deposita los malos recuerdos en el fondo de todas las botellas
vacías, mientras tiñe el tiempo, su cabello y su alma.
Por esos sitios nadie sabe bien quién fue; se ilusiona
comprando felicidad en el Wall Market.
Llora por sus miedos, por los que amo y olvidó.
Llora por su temperamento triste, por su pasado envuelto en envase de plástico.
Porque debió partir dejando promesas, heridas abiertas y
deudas.
Deudas que no tienen monto ni fecha de vencimiento.
Partió con verdades a medias.
Podría tal vez, saldar sus errores y enterrarlos junto con su
dolor.
Amén de su rosa que envejece.
Amén, de los que cerraron las puertas y perdonaron en silencio.
Tranquilo, robaste cosas, pero no la ilusión de vivir.
Dejaste heridos, pero no muertos.
Dejaste, un río de sangre que se cicatrizo con el tiempo.
En el sueño del eterno,
hasta el día que no te pidas perdón.
Ríete mientras puedas de ti mismo. La ignorancia siempre nos libera.
Dando la espalda al silencio del pasado,
En el murmullo de tu presente
En el futuro de tu desesperación.
El que borra su pasado, nunca
será libre de sus despertares.
Pues no existe un objeto para borrar la historia; y si no aceptas el todo, de a poco mueres.
Tu vida atormentada y tus destellos fueron testigo de quien sos, una verdad a medias entre quienes están y quienes fueron.
Pues no existe un objeto para borrar la historia; y si no aceptas el todo, de a poco mueres.
Tu vida atormentada y tus destellos fueron testigo de quien sos, una verdad a medias entre quienes están y quienes fueron.