La rutina es la película de una vida
filmada para no ser diferente. La rutina es la vida misma, es la sensación de
no permitir que nos lleven el alma en el intento por existir. Es un molde
establecido con limites flexibles que algunos logran vencer sin pasarse al otro
lado y otros nunca intentan traspasar. Algunos luchan por un lugar, otros cooperan y otros sacan rédito de ambos.
Almas dóciles que jamás dudan, garantizan el status quo, hacen todo sin pedir nada a cambio, solo por temor a que
se quiebre la seguridad que les otorga la costumbre de sus actos.
Los hombrecitos de almas grises cuando
hablan suelen demostrar que son enteramente felices, cuando se reúnen con sus
amigos, no se cansan de hablar de los logros obtenidos. Siempre hablando de su
Yo. La rutina que no escapa al show del sentido más abstracto y absurdo del
ser.
Personas domesticadas casi de la misma
forma que se le da cuerda a un reloj, no
necesitan pensar demasiado en el otro para conducir sus vidas.
No se si son felices o si su rosa felicidad
es opaca? A veces siento envidia porque parecen aceptar la realidad sin más
vuelta, y caminan sin que nadie se de cuenta de su existencia. Solo se vuelven enceguecedores
cuando ellos necesitan de otros para concretar algún objetivo.
En esta autopista de la que solo se es
capaz de aminorar el paso saliéndose del camino, la felicidad consiste en no
dejarse atropellar. Un modelo que esta basado
en el marketing de las emociones y sentimientos. No existen personas sin
cartas de presentación, son el titulo,
el puesto, la casa, el auto. No te pregunte que haces, que tienes sino
quien eres. No podes responderme? No
sabes? Cuando estamos desnudos frente al espejo, y nadie nos mira, cómo nos
vemos, cómo nos amamos?