miércoles, 1 de mayo de 2019

Corta frases I

Sigo viendo rostros, y no caras. Sigo los ojos de otros, pero no, sus miradas. Sigo escuchando voces, pero no, sus palabras. Sigo presenciando figuras, pero no sus almas. Sigo esperando, que la gente, deje de ser gente y sean personas que miren a la cara, escuchen cuando se les habla y devuelvan la mirada. Sigo creyendo que algún día, voy a vivir en un mundo sin enfermos del alma.

jueves, 4 de octubre de 2018

Nadie


Nadie es más sabio que tus miedos. Nadie es más ignorante que tu soberbia. 
Nadie es más, que tu voluntad y tu fe.

miércoles, 3 de octubre de 2018

La Magia del Labrador

 Si buscas la libertad, no desees algo de lo que no podrás liberarte. Los esclavos que más sufren son aquellos que no encuentran la forma de librarse de sus pesadillas”.

Sofía este cuento se llama “La magia del Labrador” Cuál es tu deseo?
En una era  brillante y de conquistas, existió un hombre que tuvo el poder de crear su destino y el de otros, pero no pudo ser feliz ya que no encontró la manera de inventarse a sí mismo. No pudo encontrar el color de la libertad, de la compañía ni del amor. No supo ser valiente, ni temerario. Su codicia lo condeno a ser el único creador del pasado y del futuro, pero él no lo soporto, no pudo escribir un plan para su propia existencia.
En los tiempos de esa era, vivió un mago que finalizaba su función de magia diciendo que el cielo guardaba un cofre repleto de miradas perdidas. Contaba que durante su viaje por los colores de la luz blanca encontró un mar de pequeños granitos de sal. Con su vara los fue abriendo y dentro de cada uno encontró un color. Fue recorriendo los distintos lugares donde ellos  se escondían de los extraños y al visitarlos los invitaba a liberarse de su alma.  
Pero en su búsqueda sucedió algo que no estaba planificado y fue al llegar al color rojo. Le pregunto si su llama ardía en los ojos de los tristes.
-No comprendo la pregunta. – Contesto el color rojo. – El mago, dijo con voz certera: No importa si comprendes, quiero sentir tu intensidad; déjame mirarte de cerca, tan próximos como para fusionarnos. Entonces el color rojo le entrego un lápiz de regalo con su esencia y le dijo: Si algún día sientes frío, o crees que el cielo cae, o sentís que te apagas, con este lápiz podrás dibujar todo lo necesario para sobrevivir.
El mago lo guardo y continuó  su camino, separando los granitos de sal que iba encontrando, mientras iba escarbando debajo del suelo árido. Así en un soplo de ira, el color verde lo llamo despacito.
-Mago tengo algo para vos que te va a gustar, con mi alma vas poder pintar los árboles, las hojas de las flores más bellas, podrás hacer trigo para comer y dibujar campos, te regalo un  pequeño crayón de mi ser. No quiero que me digas lo que hacen debajo conmigo, solo descubre todo lo que se ve y lo que flota en tu imaginación.
El mago siguió el camino  y ya siendo de noche tropezó con el azul. Este color inunda todo el planeta, es el cielo y el mar, pero a diferencia de los otros dos, es efímero, es casi imposible tomarlo con las manos y retenerlo. Se preguntó si iba a poder llevarse un pequeño trozo de este color. Con mucha calma lo saludo y le dijo si podía entregarle una pequeña llama de su corazón. El azul no mostro simpatía, ni interés. Contesto simplemente que no. Por qué  debía darle algo de su ser a un desconocido? Alguien  que había descubierto el lugar donde la luz comprime todos los colores.
El mago, no esperaba una respuesta así, entonces se quedó  pensando que podría llegar a cambiar de opinión al color Azul. Se recostó sobre un montón de granitos de sal y se durmió.
Soñó que iba en un barco invisible y que nadie, ni el viento, ni las gaviotas, ni las olas ni los marineros lo descubrían. Él era todo y nadie en un inmenso espacio, donde libre, la lluvia no lo mojaba, el sol no lo quemaba y su corazón latía para recordare que él vivía, a pesar que nadie prescindía de él, ni él de nadie. Navegaba día y noche, tomando el oro de los poetas, el zafiro de los piratas, las doncellas de los marineros, y así pasaba el tiempo como un Dios. Hasta que invisible para todos descubrió que no lo era para él. Fue cuando paso cerca de un ojo de un gran pez donde se vio viejo y sellado de arrugas, sintió que pronto moriría y que nunca en todo ese viaje había llegado a ninguna costa, no había tierra, playas ni montañas. Un lugar donde solo él y su inmensa agonía podían conversar sin ser escuchados. Comenzó a llorar y a suplicar que alguien le diera la oportunidad de escucharlo cantar, pues su voz era muy bonita. El mago se desesperó  y entre tantas lágrimas sintió el rostro manchado, el cuerpo áspero y mucha sed. Los granitos de sal se habían diluido como lluvia de penurias. Entonces a su lado estaba el Azul, conteniendo los bordes del pequeño hoyo de agua desconcertante que se había formado. No existía en ese lugar, nada que no sea sólido, pues no llueve y nadie llora. El mago, había hecho magia con sus ojos. El rojo se acercó junto con el verde y dijo, comprendo lo que me decías porque te vimos sufrir, pues ahora tenemos un ramito para regalarte además de nuestro incoloro ser.
El azul, comprendió lo terrible de ser único, disperso y libre de formas, nada querido ni extrañado, pero imprescindible para existir. Entonces le dijeron al mago, te regalamos un cofre con la mezcla de todos nuestros pesares. Veras cuando lo abras que no estás solo. El hombre cree en lo primero que ve y siente. Nosotros pensábamos que éramos distintos, pero no es así, no podemos reír ni llorar, pero tampoco sabemos la razón de nuestra existencia. Ahora entendemos que tu mundo no existe sin nosotros y que además, cada profundidad en la que tu existencia cobra vida, existe uno de nosotros donde se reproduce.
El mago recogió los colores que había guardado en su capa y los agrupó en un lugar, en otro tomo los granitos de sal y luego les pidió un último deseo.  Quiero llevarme, además de lo que ya me han regalado, un recuerdo de todos nosotros juntos, quiero tomarles una foto y pedirles que me enseñen que hay detrás de las colinas. Ellos no se negaron a nada, pero le advirtieron, que lo que hay detrás de ellas no es posible contarlo ya que es de cierta forma sagrado. El mago accedió a guardar el secreto y fueron hasta el lugar. Lo que vio fue un sin número de mariposas de los colores más extraños que, junto con los lápices  armaban cuadros o bosquejos de lugares parecidos a los que tenemos en nuestro planeta tierra.
El color Verde dijo, son obras de arte que si nos gustan las hacemos reales. Tu mundo  es nuestro propósito, nuestra misma existencia. Pues nosotros  hacemos que sus lugares se vean  lluviosos, áridos, impenetrables, llenos de luz. Nuestra conciencia y nuestra alma crea como un poeta las esencias de tu mundo y vos mago,   apenas sos una expresión de nuestras pasiones. Miles de almas se encienden y nos dan vida a través de sus ojos, de sus manos y de sus mentes. Son réplicas de nuestra diversidad.
El mago no pregunto dónde quedaba ese lugar, ni como llego a él, solo les pidió que lo regresen a su mundo. Cuando me pregunten donde estaba, qué voy a contestar?  El color rojo dijo, debes responder  que existe un lugar donde están todas las miradas concentradas sobre el mismo fuego, el resto lo debes callar. Luego de esto le pidió que cerrara los ojos y contara hasta cien.
Cuando el Mago nuevamente abrió los ojos se encontró frente a un espejo con su capa, su varita y un pequeño cofre. Después de unos minutos lo abrió, pero no había nada adentro, no encontró ninguna muestra de lo que había recogido en el viaje por el cielo de sal.
No quiero llorar, dijo el Mago. Quizá  la maldad no tenga destinatarios, tampoco la felicidad. Y si el cofre somos nosotros, repletos de  los posibles colores y granitos de sol y sal que se puedan tomar  y combinar? Un cofre de magia repleto de mariposas que dibujan y pintan sobre mi cuerpo. Voy a quitarme la ropa y dejare que en la noche la luna me abrace en la soledad del bosque.


A plena luz del día un leñador encontró  al hombre recostado sobre un mojón de ramas secas. El hombre estaba desnudo, lo volteó para verle la cara y descubrió que no tenía ojos, boca ni nariz. Abrieron sus manos y encontraron un lápiz de color rojo, otro verde y otro azul. También, esparcido sobre su cuerpo granitos de sal y mariposas secas en sus pies.
El leñador no podía saber de quien se trataba, pues no había nada para identificarlo. Busco en los alrededores si había alguna señal, alguna prenda personal, camino hasta llegar hasta una cabaña. En la puerta de la misma había una nota que decía, bienvenido al lugar donde el sol no brilla y las llamas lloran.  El leñador golpeo la puerta, y al final decidió ingresar.  Al entrar a la cabaña, se encontró con un árbol repleto de mariposas, una capa sobre la mesa y una varita al costado de un espejo. Tomo las cosas, las reviso y cuando estaba por abrir el cofre una voz le dijo, Leñador sigue tu camino, pues el mago no sabía cómo llego hasta aquí. Tu  bondad por el hombre que encontraste no debe ser superada por tu curiosidad. No debes arriesgarte a más, este lugar es desconocido para el resto de las personas, aún aquellas  que siguieron el mismo sendero. Por un misterio del tiempo y el espacio, tu mundo choco contra este y si te arrepientes a tiempo, a las 12 de la noche, bajo la luz de la luna podrás regresar. Si optas por quedarte y averiguar qué es este sitio, solo regresaras mil veces de mil maneras distintas pero nunca serás quien ingreso por esa puerta, pues tus miles de partículas se desintegraron y en un arco de luz formaron materia en otro ser que tu no conoces y nunca lo harás.
El leñador espero a la media noche para emprender el regreso, cuando estaba por salir de la cabaña encontró una foto en el piso, al darla vuelta vio el espanto en sus ojos y el miedo lo paralizo por unos instantes, hasta que salió corriendo por el sendero de la luna. Corrió toda la noche hasta llegar a la orilla del rio. En ese momento ya era de día, cuando metió la mano en su chaqueta encontró nuevamente la foto y sintió el espanto en sus venas. Se quitó  el saco, y sintió ardor por todo el cuerpo, así hasta quedar desnudo. Luego decidió bañarse en el rio. Mientras se iba adentrando en las aguas tranquilas, sentía que el ardor se calmaba. Agacho la cabeza y miro su rostro, no tenía ojos, boca ni nariz. Era un don nadie, un ser que pronto desaparecería en el bosque hasta que, otro campesino lo recogiera; pero él no quería morir, pues había hecho lo que le sugirieron, lo único diferente había sido la foto que tomo del piso, pero sobre la cual no había sido advertido. Debía entonces existir un posible final donde él volviera al árbol donde encontró al hombre. Pero, cómo haría para regresar si, desconocía el camino,  además no tenía ojos para ver, boca para hablar  y comer, pues no era nadie. Su cara solo era un molde.
Decidió volver a la orilla, tomar la ropa y tantear si la foto estaba en su poder en alguna prenda.
Pensó que todo debía ser un espejismos, pues si no tenía ojos, como se había visto en el rio y como había seguido el sendero en la noche. Supuso que era mejor continuar de noche a la luz de la luna. Se secó al sol, se colocó la ropa, prendió fuego junto a un árbol y espero a que oscureciera. En el transcurso del día escucho cantar bonito a un hombre, vio unas colinas que se agrandaban y achicaban, cambiaban de forma, color y tamaño. También, vio el cielo teñirse de rojo, azul y verde y mientras todo eso sucedía él creía que estaba en el lugar correcto, pues nada de eso tenía sentido si él no era humano. Fue pasando el día y cuando se hizo de noche, él ya se había  dormido. Cuando oscurecía él no podía regresar, pues se dormía.
La foto no estaba con él, seguramente la había dejado en el lugar. Sintió desesperanza, pues podía sobrevivir en ese sitio, pero su familia no sabría nada de él, y sus hijos lo darían por muerto.

Qué más podía hacer que esperar algo diferente, cautivo sin rejas, ni esposas, cautivo en un bosque. Entonces pensó en cruzar del otro lado del rio, quizá de la orilla contraria las cosas sucedan de distinto modo. Armo una valsa y se adentró por la mañana en el pequeño rio. Comenzó a impulsarse hacia la orilla contraria pero parecía que nunca llegaba y lo peor sería, que nunca había pasado la noche en el rio. Así, en el desierto de agua, comenzó a teñirse el cielo de grises oscuros y en el medio del silencio el hombre se desvaneció. Pero, sucedió algo distinto, comenzó  a soplar el viento y a llover, entonces el hombre despertó y se dio cuenta que no había luna, ni senderos. Comenzó a cantar pues, estaba despierto, y el viento se hizo más fuerte y en una bocanada llego a la costa contraria. Cuando piso tierra amarro la valsa y se refugió debajo de un árbol. Así, espero al día, al sol que nunca brillo. De ese lado de la costa no había luna ni estrellas. Entonces se dijo, si aquí siempre es de noche voy a poder caminar. Voy a guardar el bote y me voy a ir a caminar.
Cansando de no encontrar respuestas, sino de llenarse de más dudas, el labrador comenzó enloquecer. Camino, corrió, descanso pero cuanto más andaba más oscuro era el lugar, sentía miedo porque además había perdido sentido de los días, de las estaciones. Vencido se maldijo a él, y al hombre que ese día  se interpuso en su camino. Y mientras gritaba el viento llevaba sus coplas a quien sabe qué lugar. Entonces lo sorprendió una voz que le contestaba, vuelve soy el mago que encontraste en el camino, estaba vivo esperando alguien que me encuentre. Mientras tú dormías de noche yo lo hago de día. Sigue mi voz, y llega a mí. Cantaré mientras este despierto,  en algún momento vamos a estar juntos. El labrador le pregunto al señor quien era, y este le contesto soy el mago. Bueno mago, dime si lo que encontré en la cabaña es tuyo. Encontré una foto que me espanto, pues en ella había reflejado el fuego de la maldad como si alguien rompiera todas las venas de su cuerpo contra un vidrio y riera al hacerlo.
No temas contesto el mago, estamos atrapados en un laberinto, no tengo la llave que nos libere de la pesadilla, pero quizá entre los dos podamos pasar los días más aliviados.
El mago cantaba y el labrador seguía la voz. No sabía pues el tiempo que llevaba haciendo eso, hasta que pensó que esa voz vendría del otro lado del rio, pues ahí era de día. Así, llego hasta la orilla del rio que debió cruzar en algún momento que ya no recordaba. Consiguió hacer otro bote y le dijo al mago que lo espere cerca del rio pues él estaría cruzando en la noche. Se sentó en la valsa a esperar el viento y la lluvia, pero esta vez no sucedió. Dejo de escuchar al mago y dejo de preguntarse si existía algo que pudiera sacarlo de ese lugar. Se dejó vencer, y mientras pasaba el tiempo en la oscuridad, pues no había luz en ninguna orilla se sintiendo débil, sus manos recorrían un cuerpo flácido; los ojos si estaban, ya no distinguían las sombras; el cabello era gris y su memoria no recordaba ni los nombres ni los rostros de sus seres queridos.
Ya es hora de decir adiós, no volveré a despertarme sobre la valsa, si es que estoy vivo moriré.
El hombre se tiró al rio y a pesar de saber nadar se dejó hundir, pero el rio apenas tenía 1m de profundidad en la mitad del surco. Bueno estoy destinado a la nada. Soy la nada en carne y alma. Soy el mago, el labrador, el hombre que no posee rostros; soy un destello, la conciencia de un loco, el sueño de un ermitaño. Soy el poeta que no escribió las mejores prosas. El amante infiel, el sol pálido, la lluvia acida. Entonces comprendió, que al principio de los tiempos, no existía el mundo como lo conocemos, él estaba cerca del camino, en la puerta del infierno y pronto lo vendrían a buscar y así se durmió.

Era la navidad de 1969, el hombre llego a luna, una voz grito de alegría y entonces el hombre despertó. Pronto, le dijeron ya es la hora de la nueva función. Ponte tu capa y toma tu vara,  deja la ropa mojada del labrador sobre una silla. Esta es otra función no te quedes dormido. El hombre se sentó en el escenario completamente desconocido y espero a que el telón se abriera, pasada la media noche el reloj dio una campanada y se escuchó   la voz tenue de un Señor que presentaba la obra. El majestuoso teatro para solos, tiene el agrado de presentar una nueva función en navidad; al que descubra los trucos se le entregara un premio, ni más ni menos que su propia libertad. Entonces se abrió el telón y delante de  sí había sombras y se escuchaban voces. El mago pregunto: qué debo hacer, pues no conozco el lugar, a ustedes, y desconozco mi obra.
Alguien del fondo contesto, pues si quieres ver, utiliza los lápices de colores y busca entre tu ropa si escondiste algo que no te pertenece. El hombre tomo los lápices, y comenzó dibujar un cielo azul, un sol brillante, árboles y flores. Cuando termino, al costado encontró una cámara de fotos, la tomo en sus manos y saco una, en ese mismo instante el lugar se ilumino, y entonces las sombras se hicieron rostros y los rostros eran moldes. Un hombrecito le dijo desde un asiento, te pedimos que no contaras lo que viste en las colinas de sal. No cumpliste la promesa, vanidoso; al llegar repartiste granitos de sal por doquier. Este mundo no es salado, era dulce hasta que vos no comprendiste el mensaje. Nosotros somos el cofre de todas las miradas que buscan amor, comprensión, alegría, somos los que no tenemos un lugar donde quedarnos felices. La diferencia entre vos y nosotros es que, tu pesadilla es real, la nuestra  fue de un espacio anterior, nos fuimos y nadie nos lloró. Hombrecito, deja que el labrador tan bueno que intento ayudarte regrese con su familia, pues nunca se encontraran en la orilla, la misma no existe, son la expresión ambigua de la soledad de los lápices.
En este mundo no habitan las expresiones certeras, los deseos no se materializan  y las circunstancias se convierten en destino.  Déjalo ir, deja que se encuentre camino a su casa lejos de ti. Tu mundo ya no existe entre los colores y las expresiones humanas. Ahora perteneces a la caja de los moldes. Duerme mago sobre tu egoísmo. No todos comprenden que las cosas que ven y las que sienten son demasiado frágiles para traicionarlas.
Un viento fuerte arraso con las nubes y el cielo se puso colorado furioso. Se olía la comida y se sentía el humo de la chimenea. Todo era casi igual a cuando había partido hacia al pueblo por el bosque, pero algo no funcionaba. Cuando me acerque a la entrada e ingrese a la casa, mi mujer era aún joven y bella. Me miro de manera extraña, medio asustada y me dijo, Señor pase le daremos comida, refresco y un baño. Entonces me di cuenta que no me reconocieron.  Pregunte por los hijos y luego de manera suave por su marido. Ella me contesto, él salió en la mañana a buscar provisiones, regresara para la cena.
No hice nada, comí, me bañe y me recosté. Cuando el sol bajo y el frio se hizo más potente, se escuchó  la voz de un hombre que llamaba a mi mujer. Esa  era mi voz. Me acerque para mirar cómo era aquel hombre a quien ella abrazo. Y me sorprendí al ver que no era yo. Algo había cambiado. En otro mundo, casi en un paisaje igual, existía una familia como la mía, donde solo un integrante era distinto, ese era mi otro yo. Cómo iba a explicarles lo que sucedió?
El señor como se llama? Me llamo Juan, pero me dicen Labrador; fui hasta la casa del mago, de regreso sucedió algo extraño en el bosque. Escuche que me llamaban y me suplicaban que fuera a la orilla del rio. El mago me conto que vio un anciano correr hacia al bosque gritando y maldiciendo, no será usted?
No señor, yo no busco a nadie, solo me gustaría ir a lo del mago quizá él pueda con su destreza ayudarme con mi problema. Pregunto, por curiosidad si de camino al pueblo donde él vive existe una colina árida donde crece un árbol de frutos rojos. El labrador me contesto que sí, ese es el árbol de los deseos. Las personas van de noche y piden cosas, para que se cumpla deben dejar regalos, ofrendas. Muchos dejan anillos, oro, otros dejan la vida.
-La vida, pregunte?- Sí, hay una leyenda que cuenta de un hombre que no encuentra nunca su destino. Una noche de luna llena llego al árbol y pidió  convertirse en Rey de estas tierras, a cambio le ofrecía al árbol su alma y la de toda su familia. El hombre se quedó  dormido y nunca más despertó.
Muchas personas dicen escuchar que llora, que grita, a veces canta; algunos hasta creen verlo sin rostro y desnudo. Nosotros creemos que vive en el árbol y que si uno come de su fruto, se vuelve avaro y codicioso. También pierde la noción del tiempo y del espacio. Se vuelve eterno  y errante.

-Usted sabe si se convirtió en Rey?- Dicen que sí, pero no de estas tierras. Fue desterrado a un desierto de sal con tres lápices de colores para que dibujara todo lo que él quería que existiera en su reino. Así fue que tuvo casi todo, pero nada de verdad. Dice que él crea imágenes que nosotros luego vemos.
-El mago sabe algo de todo esto?
-          El mago sabe mucho, dice que viajo por esas tierras porque comió de su fruto y su deseo fue llegar a él.
-          Y luego qué sucedió?
-          El mago conto todo lo que vio y enloqueció. Dice que tiene más de 100 años y que ya no le queda nada que pueda sentir por él. El Mago dice tener fotos y piedras de sal de ese mundo. También dice que su rostro no es un dibujo, pues a cambio de liberar al hombre que injustamente peno por él, su rostro  se convirtió en un molde con ciertos retoques que lo hacen verse humano. El espera a un amigo, quizá usted sea esa persona.
-          Bueno, entonces voy a ir a visitarlo.

Seguí el camino indicado, pase junto al árbol de los deseos y no me detuve, camine por horas hasta llegar a la casa del mago. Era la misma que había encontrado en el bosque el día que encontré al hombre junto al árbol. Esta vez no ingrese a la cabaña. Continué el camino por el sendero  hasta que me detuve. Al mirar hacia atrás vi todo desdibujado. No alcanzaba a ver la cabaña, ni el bosque. Por delante me esperaban espacios verdes, colinas y quien sabe qué cosas extrañas encontraría. Ya estaba viejo y me costaba caminar, por eso decidí que lo mejor, sería construir una cabaña donde quedarme el resto de mi vida, ya que mucha vida por delante no tenía, aunque ya desconocía mi edad.

Pasaron inviernos, primaveras, veranos, otoños. Nadie se cruzó en mi camino y nunca regrese al pasado. Una noche golpearon a mi puerta, era un joven igual al que años atrás me indico el camino hacia la casa del mago. Él no me reconoció. Yo lo deje entrar y le pregunte por su esposa, si aún vivía,+; por sus hijos, por el árbol y el mago. El Señor me miro y me contesto que, en un sueño un anciano le dijo que por estos lados, él encontraría lo que más amaba, la familia que había perdido cuando era chico, pues su cabaña que quedaba por estos lugares se había incendiado luego que el anciano  abandono el lugar.
Sus padres lo habían dejado junto al árbol del deseo y no regresaron por él. Creció solo, yendo de un lado al otro del rio en su pequeña valsa, donde pescaba. Una noche de Luna muy grande soñó con el anciano, quien le indico que debía ir hacia el bosque en esa dirección.

Bueno, pequeño tu no deberías ir más lejos de aquí. Yo estuve atrapado por años en un círculo sin fin hasta que encontré mi lugar, este donde estas ahora.  Quédate conmigo y olvida tus sueños. Tus padres   quizá ya no vivan y de tu casa solo quede madera podrida. Yo te daré mi lugar con la promesa de que nunca irás más allá de las colinas. El hombrecito entró comió y se recostó. A la mañana siguiente cuando fui a buscarlo, él estaba recostado hacia un lado de la cama, cuando lo di vuelta me di cuenta que no respiraba, había muerto.
En ese momento sentí pena, hice lo que todo ser humano debe hacer, buscarle un lugar para su descanso eterno. Luego me senté a revisar su mochila, dentro de la misma encontré, lápices de tres colores, piedras de sal, una vara y una capa. En un bolsillo de la chaqueta había un papel, lo saque y en ese instante pude ver la foto del espanto, estaba yo multiplicado cien veces, en el rio, en las colinas de sal, en la cabaña, bajo el árbol, en algunas tenía mi cara real en distintas edades, en otras un molde. Las figuras parecían tener una secuencia, y al adivinarla falta una parte, la última para completar la serie. Comprendí que había enterrado la última versión de mi yo real. Ahora debía limitarme a vivir como un molde, a no sentir y a no creer.  
Se hizo de noche y el anciano cerró las puertas y las ventanas, se sentó junto a la chimenea tomo una botella de alcohol y la lanzo al fuego. Todo comenzó a arder y mientras los colores se mezclaban y formaban un arco iris, apareció el verde, el azul y fuerte el rojo. Los tres lo saludaron y lloraron junto a él. Tu eres nuestro padre, ahora, ya no hay manos que nos acaricie y no existirán nuevas flores y paisajes. Tu mundo  destruyo el fruto de la esperanza, del deseo, nos dejaste con los ojos pero sin matices para acariciar. Somos los colores primarios ¡ Los dueños de la luz y de la oscuridad.

Todo se destruyó. En el  lugar donde habitaban los sueños repetitivos quedo una nota tallada en un árbol de frutos rojos que decía lo siguiente: “Si buscas la libertad no desees algo de lo que no podrás liberarte. Los esclavos que más sufren son aquellos que no encuentran la forma de librarse de sus pesadillas”.


Sofía, cuál es tu final feliz?

sábado, 1 de septiembre de 2018

Diego - La mano de D10S



Cómo recuerdo el mundial del año 1986?

 El tatuaje en mis ojos fue el gol de D10s a los Ingleses!  Tenía 18 años, iba a la facultad y ese día como todos, cuando jugaba Argentina se paraba el país a mirar el partido. No había más que esperar la hora del partido y mirar la televisión. Recuerdo que era una tarde soleada. Yo estaba sentada en la mesa de la cocina contra la pared de frente al televisor. Me puse a estudiar mientras miraba el partido y sucedió algo mágico. Si al morir puedo llevarme algo especial de este mundo al otro, una de esas cosas, es ese día y ese momento de mi vida. Estaba sentada, y mientras hacia el trabajo para la facultad, escuchaba y miraba el partido. Y en un momento, casi al final del partido, se comienza a redactar de manera cada vez más eufórica el encuentro, y de cómo Diego iba gambeteando a los rivales hasta convertir ese gol. Siempre digo lo mismo, hay generaciones que ya saben que ese fue elegido el “gol del siglo” y el “gol de la mano de dios”. A pesar de eso, quienes lo miran por primera vez, con final cantado no dejan de sorprenderse. No quieran saber, lo que fue disfrutar de ese momento, sin saber el final y no quieran saber, qué se sintió al momento del gol.!  Fue la belleza de lo inesperado. Ese especifico segundo, que mis ojos se desviaron al televisor y se olvidaron de los libros y solo escuchaban al relator del partido. Eso fue Diego, qué me importa su vida ? Como si la nuestra fuera perfecta. Cuantos hay que comenten errores y los ocultan, o no se disculpan. Diego, como futbolista me lleno de satisfacción y de momentos, como pocos en mi vida, que nunca voy a olvidar, y no creo que vuelva a vivir. Recuerdo qué estaba haciendo, dónde estaba sentada y, sobre todo, la sensación de volar. Pocos momentos de toda una vida se recuerdan con tanta adrenalina y amor, lo recuerdo como si los estuviera re viviendo.

Diego, nació en el Hospital Evita de Lanús a la vuelta de casa. Ahora, cambiaron el nombre de la calle por, Diego Armando Maradona. Mi mamá, ya fallecida, creo que no lo imagino. Su homenaje, muchos años atrás, fue ponerle a una perrita el nombre de Dalma, como la hija y la mamá de Diego, conocida como “Doña Tota”.

Otra de las historias que cuentan los viajeros por otras partes del mundo, es que al nombrar a Maradona se resuelven los problemas y doy fe de eso. Para el año 1997 me fui de viaje con una amiga a Europa. Uno de los países que visite fue Grecia. Para llegar de Patras a Atenas debía tomar un tren que tardaba como 5hs. No quedaba claro para los que viajabamos con el europass cuál era el tren que debiamos tomar. El problema fue, que por entonces, el tren no tenía mucha frecuencia, y cuando arribó nos subimos. Pasaron como 2hs de viaje cuando apareció un guarda y nos bajó  a todos los mochileros en la próxima estación. Era una tarde de verano que hacía mucho calor. No teníamos comida ni bebidas, y tampoco dinero para comprar en la moneda del país. Yo me sentía mal y me recosté en el piso de la estación, a la espera del próximo tren. Mi amiga intento ir hasta un banco y poder cambiar dólares para comprar comestibles. Mientras tanto, al verme mal, se me acercaron unos chicos de origen oriental, que me preguntaron en ingles de que país venía, yo le conteste de Argentina e inmediatamente comenzaron a corear “Maradona, Maradona”. En ese momento se terminó mi calvario. Me dieron comida, agua y se quedaron a mi lado haciéndome compañía. Eso es el Diego de los Argentinos, y el Maradona del Mundo.

Yo no soy nadie para juzgar a las personas, después de todo el mayor perjudicado por sus decisiones fue él mismo; a mí y a toda una generación de generaciones solo nos dio Alegrías.

Gracias Diego  1960 - Hasta el Cielo

 Para el recuerdo, el relato de Victor Hugo Morales "El Gol del Siglo"

“..Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja al tercero y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Gooooool... Gooooool... ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme... Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra..

 

martes, 7 de agosto de 2018

Cuentos Para Sofía

 

Cuentos para Sofia

Sofía, muchas veces  hay que elegir, entre vivir con una mentira piadosa, que con una verdad tortuosa.
 
Alguien se pregunta por qué los hechos suceden sin que nadie los perciba.
Ahí está, el egoísmo de querer controlar todo, mezclado con el miedo a perderlo. No se percibe cuanto, se siente el poco  miserable des encuentro del destino.
La ventana siempre se iluminaba por la noche, la única luz encendida en toda la cuadra. Se lo veía caminar por la habitación alrededor de la 1am, acercándose al vidrio, deteniéndose unos pocos instantes. Su figura era fina, reciclada, siempre dócil. El cuadro del solitario pintado a rebanadas. Él, qué buscaba divisar en el parque? Si en la oscuridad solo daban vueltas las almas en pena.
Permanecía horas  mirando hacia el mismo lado; yo creería que en su búsqueda no pestañeaba. Imagino, que de fondo sonaba alguna música de opera o clásica. Él quedaba compenetrado en el misterio del olvido. Tantas posibilidades y ninguna coincidencia.
Sería esa la hora en que alguien partió sin despedirse? El minuto en que sonaba el teléfono y no se logró contestar? El amor derramado sobre algún pedazo de aquel inmenso sol verdoso?
El adiós, el regreso, el insulto, el consuelo. Quién podría adivinar qué desvelaba aquel infortunio.
Mi departamento estaba frente al suyo, podía observarlo de manera frontal. Yo era casi como él, pero no me hacía visible.  Me condenaba el insomnio desde que era joven y para no sentirme solo buscaba personas con quien entretenerme. La televisión era convencional, también la radio. Necesitaba algo más profundo donde detenerme, una historia casual llena de burlas. Fue cuando me senté en el sofá, deje el café  en la mesita y el cigarrillo consumiéndose en el cenicero y me puse a observar la única ventana en la que se  perfilaba una figura. Una día, una semana, un mes. Pasaba el tiempo y esa figura estaba siempre ahí consumiéndose.
Una noche soñé con él, me estaba despidiendo en el parque cuando repentinamente un señor paso corriendo y lo empujo. Al intentar agacharme para extenderle una mano, caí en un pozo pequeño pero resbaladizo. Intente salir pero no podía, algo invisible me presionaba hacia abajo. AL despertar quise recordar algún detalle, pero no tuve suerte. Solamente me quede con la molestia de no poder ver ni su cara, ni sentir su olor, ni siquiera pude percibir su presencia. Entonces comprendí que se estaba transformando en una obsesión.
Luego de 1 mes sin más novedades que la luz y el señor en la ventana, decidí acercarme hasta él y comencé a planear ese encuentro.
Fui hasta al vecindario, me acerque al edificio y entable una conversación con una mujer que salía del mismo. Un evento casual o no, pero que fue decisivo para lo que se aproximaba.  Yo ni siquiera fui capaz de adelantarme al momento.
Simplemente la acompañe hasta el mercado con la excusa de que no era del lugar y estaba buscando un pariente que según los detalles que tenía, estaba viviendo en los alrededores del parque; además creía que trabajaba en el mercado del vecindario.
Así,  la acompañe durante sus compras y luego la ayude con la mercadería. Ingrese al edificio y pude entonces acercarme más a las puertas del infierno. Ella vivía en el piso 8, mi pesadilla habitaba el 11. Al despedirme, muy amablemente me dio su teléfono y quedamos en encontrarnos nuevamente. Yo decidí subir por las escaleras los pisos que nos separaban de aquel individuo y entonces sin pensarlo ni planearlo, llame a su departamento.
La puerta se abrió y pude tenerlo de frente. El señor era delgado, aproximadamente unos 60 años, de piel blanca, cabello rubio y ojos azules. Estaba ahí, sin reaccionar cuando pregunto, qué necesitaba. Lo mire una vez más  y le dije, busco al Sr Albornoz, podría ser cualquier nombre, entonces me contesto- El Sr no está, quizá regrese en unos meses, puede usted llamarlo a este número, tenga usted buen día.
Salí del lugar sin comprender demasiado si eso era real. Existía Albornoz? O solo fue una parte del juego que este Señor debía jugar. La respuesta a la consigna, la que él esperaba durante todas las noches.
Me fui a caminar, sin pensar en nada. Alrededor de las 20hs regrese a casa   y me senté junto a la ventana. Esa noche la luz no se encendió. Pasaron las semanas y no hubo más figura detrás del vidrio.
Comencé a investigar si alguien con este apellido vivía o residía en ese departamento y qué hábitos tenía. Para tal fin, fui a visitar a un amigo que podría tener acceso a los datos que me interesaban. Mientras tanto, la mujer del octavo se comunicó y quedamos en salir el próximo día sábado.
Era un día caluroso para andar por las calles, así que la invite a comer y luego fuimos a mi departamento. Nos llevábamos varios  años de diferencia, pero la muchacha necesitaba ayuda, aunque no la pedía, algo me trasmitía y era dolor. No hablamos de temas personales, solo de música y de lugares, pues había viajado mucho a pesar de sus pocos años.
Entonces sin que nadie mencionara  directamente el tema, me pregunto, por qué estaba interesado por el Sr. Albornoz. Me quede sin aire. No conteste su respuesta, solo le pregunte, como  sabía de mi encuentro con el Sr del piso 11?
La niña sin demasiadas vueltas me respondió que ese edificio era de su familia. Nadie busca ni encuentra personas que no sean de su entorno. El Sr del piso 11 no hizo más que contactarse para contarle la conversación que mantuvimos. El Sr Albornoz no existe, lo vera cuando nadie le de las respuestas que busca. No obstante, algo sí cambio desde que usted golpeo esa puerta, nadie iba al piso 11 y preguntaba. Nadie, excepto usted. Entonces amigo, ahora es momento que me diga que busca?  Acá estoy para contestar sus dudas, solo le pido sinceridad porque el tema es delicado.
Que podría hacer más que explicarle cual fue mi conexión con ese departamento y la persona que de manera metódica todas las noches estaba ahí presente.
Ella escucho todo el relato sin mencionar nada. Cuando finalice me miro, se acercó y casi susurrándome menciono la siguiente frase, “el piso 11 no tiene dueño, las ventanas se cierran a las 15pm, hora en que el mayordomo se retira”. Usted Señor está confundido  si cree que algo o alguien  posa en la venta a la 1am mirando al parque. Por favor, cuando usted vuelva a encontrarse en esta situación, llámeme. Hasta entonces, le pido que piense en todo lo que vino registrando desde tenga recuerdo, porque va a necesitarlo.
Me levante, le di las gracias y me retiré.  Era el momento de decir basta! Qué importaba lo que sucedía en ese departamento? Por las noches  comencé a cerrar la ventana y a mirar la televisión.  Trate de olvidarme. Todo lo que puede suceder no está ni escrito ni pre destinado; el hecho se está gestando  en el mismo instante en que respiras.
Así fue creciendo el gusano, se fue escapando y olvidando. Cierta tarde de regreso a casa pase por el mercado del parque y me encontré con Ana; ese era el nombre de aquella mujer. Mire para un costado, pero ella me detuvo con su brazo. Hola, me dijo, no esperaba encontrarte nuevamente, no me anime a llamarte, pero acá estamos; te invito al departamento del piso 11 quiero mostrarte algo. Le conteste con todo respeto, que nunca más insistí en mirar hacia esa ventana, que había olvidado todo lo que vi y lo que hablamos. Le dije, ya no tengo interés en saber nada, yo escuche tu advertencia y me abrí del problema, ya que no es de incumbencia. Ella contesto  – Bueno, quizá te parezca extraño si te dijera que sí es de tu incumbencia, simplemente no era el momento de dar una explicación, ahora hay alguien que quiere verte, tiene un mensaje y el tiempo se está agotando.
Entonces, decidí ir  hasta el lugar. Fui con miedo, lo sentí y debí calcular que algo no estaba en el correcto lugar, sin embargo me impulsaba a seguir sus pasos. Cuando llegamos al departamento, ella saco las llaves de su cartera y entro. Me sorprendí. Parecía no haber nadie en lugar más que nosotros dos.
-Por favor,  espéreme aquí junto a la ventana, la cual abrió.
Me pare junto al vidrio y comencé a mirar hacia el lugar donde la persona de la figura alargada lo hacía. Luego, me detuve sobre los objetos que había arriba de una repisa y observe un binocular. Lo tome,  comencé a mirar hacia todos lados y  advertí que desde ese punto, con ese objeto se podía ver mi hogar  a la perfección. Estuve siendo particularmente espiado sin darme cuenta.
-          Hola, dijo Ana, quiero que vengas conmigo voy a presentarte una persona.
Entre a una habitación donde había una mujer sentada en una mecedora, quien me parecía conocida. Me miro detenidamente y pasaron unos minutos hasta que decidió hablarme.
-          Mi nombre es Sonia, soy una anciana que pronto no estará más aquí. Estas parado sobre todo lo que tengo materialmente y un poco más. Las personas que amo partieron y solo me quedo la niña. Durante mucho tiempo estuve observando al azar gente y nadie se detuvo un instante en apreciar mi presencia. Pero una noche debajo de las  estrellas del parque te vi. Entonces comencé a seguirte  y comprendí que vos, también a mí. Intentaste acercarte y conocerme. Querías saber si la misteriosa persona  de la ventana buscaba algo perdido. La respuesta es no.  Solo espero que llegue el momento final. Aunque Dios me quiere aquí y nunca supe por qué,  hasta ahora. Mi nieta intenta cuidarme, pero  ya, soy un estorbo y pronto no voy a poder salir de esta silla. Entonces, como nadie más se interesó en nosotras se me ocurrió que usted podría ser la persona indicada para hacer un trato. Le voy a proponer lo siguiente: Deberá reconocer a Ana como su hija, su madre ya falleció. Si acepta, todo esto será suyo.
-          No dude en contestarle lo siguiente, Sra qué sentido tiene  este trato, si la niña pronto cumplirá la mayoría de edad?  Para qué me necesitaría?
-          La anciana me dijo, Usted conocerá la respuesta luego de mi muerte. Por el momento solo debe aceptar la propuesta o no; tiene 1 semana para pensarlo.
Sería millonario a qué costo? Donde estaría la trampa? Cualquier demente en mi lugar contestaría al instante que sí, eso era lo obvio; pero mi historia de vida me enseño que todo tenía un precio y este era demasiado barato.
Una semana y listo, la respuesta era no. La niña no era tal, tenía casi 18 años; no necesitaba un padre y ya había subsistido sin ambos.
El día jueves 3 de octubre a las 20hs sonó el teléfono, era Ana y quería que me reuniera con ella en el apartamento a las 11am del día siguiente.  Mientras conversaba intente darle la respuesta, pero ella no me dio opción, simplemente corto.
A la hora estipulada me encontraba en el lugar, amablemente me senté frente a la señora mayor y le comunique me decisión con una breve justificación. Agradecí la oferta y me ofrecí en ser el consejero de  la niña a cambio de un sueldo y punto.
La anciana, me miro intensamente y sentencio con voz firme. Usted no espero, se anticipó a mi muerte. Mi oferta le pareció demasiado para algo de tan poco esfuerzo. Le explico Señor, quizá usted creyó que todo era una casualidad; la ventana, el parque, la hora, Ana, el mercado. Usted ni siquiera peca de inocencia; y eso que creí que tenía usted entereza, sensibilidad y coraje, pero quien nada arriesga, nada consigue. Usted sabrá que nada fue casualidad, esto que le ofrecí le pertenece, quiera usted aceptarlo o no?  Esta anciana que está  hablándole es su madre. Puede retirarse. Pronto un abogado lo contactará. Por favor, sea respetuoso y cumpla mis deseos y  sobre todo sea discreto, no divulgue el secreto.
El 17 de diciembre Ana llamo nuevamente, la anciana había fallecido y un Abogado quería reunirse conmigo en el edificio.  Arregle la cita para las 19hs y me hice presente en lugar.  Me recibió  la misma persona que me abrió  la puerta del piso 11 el día que conocí a Ana.  Él  me tomo del brazo  y me entrego el testamento y una carta. Luego de unos instantes se despidió.
La carta decía lo siguiente.
Estimado hijo,  un día del año 1930 cuando tenía apenas 16 años me fui de mí casa con un joven, luego de un tiempo me dejo, pero ya estaba embarazada de vos. Cuando naciste tuve que elegir, o vivía para el niño  o para mí. Entonces, siendo joven y egoísta  decidí dejarte solo una noche en el parque. Alguien de gran corazón te acogió  como propio y te hizo un hombre.  Supuse que te iban a contar algo de esta historia. Pensé en preguntarte, pero no me anime. Me insumió tiempo ubicarte. Te habrás dado cuenta que me case con una persona adinerada. Luego enviude. El destino quiso que no tuviera hijos. Ahora es el momento de hablar de Ana, mi supuesta nieta. Es una buena mujer que se apiado de mi soledad y me cuido. Vos tuviste la misma oportunidad que yo  de tener una vida mejor, sin perder nada y sin arriesgar nada; pero dijiste que no. Yo arriesgue todo. Perdí mi hijo, mi corazón y termine sola, sin nada que buscar y sin que nadie me busque. Me morí sabiendo algo, que vos sí buscabas a alguien, pero no sabías a quien, pues de seguro no era tu madre. Eso me dio felicidad, porque la persona que te abrazo te dio mucho más de lo que yo te hubiera dado. Amor no tenia, y el dinero no lo necesitaste.
Entonces, ahora que todo es tuyo, quería contarte cual era la trampa, que si la había y era la siguiente:
Si hubieras aceptado el trato, te hubieras enterado que Ana era Julia, y que de todo este imperio que te mostré tener, solo quedan 1.000.000Usd, el resto son deudas que deberás pagar. Al no aceptar ser el padre de Julia, no aceptaste ser el dueño de una mentira. No te dejaste llevar por el dinero. Fuiste mucho más noble que yo.  Viviste con una mentira piadosa, yo viví con una tortuosa.
De todas las formas que una persona elige vivir, está también  condenado a morir. Yo opte por lo fácil y lujurioso, pero morí enferma y sola. No todo es lineal, tener dinero no es ni bueno ni malo; en cambio, es pecado ser egoísta y no conformarse con nada sin lastimar a los demás.
Quisiera dejarte otras cosas, pero desconozco si te apetecen. En el departamento hay fotos, sueños que fueron y una foto de ambos, la primera y la última que estamos juntos. Solo te pido perdón, por lo que te hice antes y ahora. Te pido, que te sientes junto a la ventana del piso 11 y con los binoculares que ya encontraste intentes buscar las respuestas del destino. Puedo decirte que te amé, cuando comprendí el error. Pero ahora solo pude reparar una parte y quizá romper otra. No necesitabas dinero, creo que tampoco necesitabas amor; pero buscabas algo, una respuesta. No sabias la pregunta, en cambio yo, tenía la respuesta. Ahora ella es parte de tu vida y la llevaras a la tumba. Te deseo mucha suerte. Mamá.
Así comienza la segunda parte de la historia, la búsqueda de lo que fue …

miércoles, 20 de junio de 2018

Goten

Tengo todas las miradas de los que no pueden verme; todos los sonidos de los que no pueden escucharme; todas las voces de los que no me hablan y todas las lágrimas de los que dejaron de amarme.

sábado, 24 de marzo de 2018

Descubir

Descubrí que lo importante no es lo que me interesa, sino lo que me aburre. Descubrí que el problema no es lo que me falta, sino lo que tengo y no quiero. Descubrí que lo que me motiva no es lo que pueda desear y quizá no consiga, sino el desafió de intentarlo. Lo necesario, no es propiedad de una cosa o un ser, mas bien es la incapacidad de comprender. Y lo único que definitivamente no esta a mi alcance, es el abrazo de mis viejos, porque ya no están.

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