El viernes tuve un dialogo
interesante con una persona, quien me dijo que yo no aceptaba críticas
y que discutir conmigo era como discutir con una pared.
Yo le respondí que sí aceptaba las
críticas, aquellas que fueran las constructivas
y que no era una pared sino una persona.
Luego, de regreso a mi casa
durante el viaje me fui pensando, que
sería una crítica constructiva. Pensé que podría ser aquella donde te
dicen lo que está mal y lo que estaría
bien. Limitarse a decir que algo es incorrecto, sin decir por qué y a su vez no
proponer algo mejor es más penoso. No construye porque no resuelve nada, solo
destruye lo poco que se hizo, mal o bien.
Después me quede pensando un poco
más y dije, tantas veces me criticaron en el trabajo, como en otros lados y no
por mi labor, sino por como atendía un teléfono, por lo que no está mal la idea
de ser una pared. Me vi como un enorme muro donde rebotaba toda la porquería o
las críticas con la que me disparaban y estas quedaban ahí, muertas y
destruidas en el piso. Entonces me dije, que bueno, tener una pared o firewall
personal que te impida que pase la mala onda de afuera hacia adentro.
Gracias, nunca reflexione en la
idea de verme tan pero tan grande como una muralla china. Porque para
protegernos de todos tendría que ser muy grande esa pared. Algo que dudo,
siempre el muro es previsiblemente acorde al tamaño de maldad con la que se
quiere herir. Y suficientemente inteligente como dejar pasar las reseñas
que no tienen maldad.