viernes, 18 de enero de 2013

Ramo dormido

La única voz lejana que ella escuchaba era su eco, conversaba con los cuadros, entonaba canciones melódicas en verano, cuando llovia bailaba al ritmo oscilante de los árboles, sentia que sus crujientes ramas la abrazaban y acariciaban. Nadie habitaba ese mundo. Solo se encontraba con otras personas mientras soñaba; por eso adoraba la inmensa noche, insinuando el sentido de lo incierto, el miedo a lo desconocido. El único testigo de su vida fue su propia conciencia, aunque no estaba segura de que podria salvarla, temia haber enloquecido.

Su alma tan triste no sabría que pronto cumpliría su  destino, tampoco podría distinguir si su imaginación estaría creando una escena perfecta, para concluir su historia.

Fue así como una noche una persona golpeo despacio, luego mas fuerte la delicada puerta de su corazón. La ansiedad por encontrarla fue tan grande que no midió el impulso.

El adivino recorrió largos caminos de altas montañas de nieve y de sol, aguas dulces y saldas, desiertos mágicos, selvas vírgenes.

Al escuchar los golpes la mujer se incorporo despacio, triste de ser despertada  sintió en su interior que la muerte era  su invitada.  Rápidamente se vistió de púrpura brillante y aguardo el feliz encuentro recostada en su lecho.

El hombre  ansioso decidido abrió la puerta e ingreso cauteloso al hogar, por un momento pensó que todo era una trampa, que su bella amada podría ser un fantasma. En la oscuridad cuando sus ásperas manos tanteaban los objetos,   dudo que ese fuera el momento del encuentro, luego llego a una habitación que olía a jazmines. 

Mientras ella escuchaba los pasos  sintió pánico,  no quería partir, amaba la soledad, se había acostumbrado a lo simple. Un instante después sintió el calor de alguien que se acercaba, buscando algo que no podía encontrar. Cuando él consiguió alcanzarla,  ella instintivamente se defendió, hundió con toda su pasión el cuchillo en  el pecho del hombre, quien con más fuerza respondió el agravio. 

Amanecía, la luz mostró la escena de la pesadilla, ambos se miraron, eran ellos los únicos sobrevivientes que debían encontrarse al final del juego. Ellos podían haber escrito otra historia, pero la esperanza peso menos que el temor. Se observaron sonriéndose,  él le dijo a ella, en su idioma con voz gruesa y alegre, gracias por esperarme, me siento feliz de compartir mi ultimo momento contigo; ella  no comprendió la frase, pero si los gestos,  le respondió en voz aguda y seca, mi vida fue estar dormida, hoy que logre despertar acompañada estoy vacía, siento que estoy partiendo, no quería despedirme ahora,  si podía haber vivido con vos, en la soledad de mis sueños.

El alama gris


La rutina es la película de una vida filmada para no ser diferente. La rutina es la vida misma, es la sensación de no permitir que nos lleven el alma en el intento por existir. Es un molde establecido con limites flexibles que algunos logran vencer sin pasarse al otro lado y otros nunca intentan traspasar. Algunos luchan por un lugar, otros  cooperan y otros sacan rédito de ambos.

Almas dóciles que jamás dudan,  garantizan el status quo, hacen todo  sin pedir nada a cambio, solo por temor a que se quiebre la seguridad que les otorga la costumbre de sus actos.

Los hombrecitos de almas grises cuando hablan suelen demostrar que son enteramente felices, cuando se reúnen con sus amigos, no se cansan de hablar de los logros obtenidos. Siempre hablando de su Yo. La rutina que no escapa al show del sentido más abstracto y absurdo del ser.

Personas domesticadas casi de la misma forma que se le da cuerda a un reloj,  no necesitan pensar demasiado en el otro para conducir sus vidas.

No se si son felices o si su rosa felicidad es opaca? A veces siento envidia porque parecen aceptar la realidad sin más vuelta, y caminan sin que nadie se de cuenta de su existencia. Solo se vuelven enceguecedores cuando ellos necesitan de otros para concretar algún objetivo.

En esta autopista de la que solo se es capaz de aminorar el paso saliéndose del camino, la felicidad consiste en no dejarse atropellar. Un modelo que esta basado  en el marketing de las emociones y sentimientos. No existen personas sin cartas de presentación, son el  titulo, el puesto, la casa, el auto.  No te pregunte que haces, que tienes sino quien eres.  No podes responderme? No sabes? Cuando estamos desnudos frente al espejo, y nadie nos mira, cómo nos vemos, cómo nos amamos?

Mirar a los ojos

Hay muchas formas de mirar a los ojos y  espíar el alma. Armar todo el rompecabezas del mensaje, sin olvidar los otros sentidos que armoniosamente danzan alrededor de la vista .  Lo importante es estar en sintonía sin depender de ella, sino de todas las sensaciones que acompañan al acto; de no ser así, comunicarse sería como imaginar, y casi imposible de sensibilizarnos con quien este privado de este mágico puente por el que captamos nuestra realidad.

El retrato


Al amanecer despertaba llorando junto a la ventana  norte de la casa. Aguardaba  el tierno calor y el dulce alimento; 
          ella llegaba cantando, me tomaba en sus brazos y sentada en la mecedora adormecíamos lentamente.

Rogaba que esos fueran los minutos más largos de mi vida. 
Disfrutaba de todo, aun del dolor.

Mi presente esta en el pasado, siento a través de  los recuerdos, cada segundo es un nuevo final.
                                                                      
                                                                        

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Descubriendo a EVA


El centro de la ciudad de EVA es pequeño comparado con lo que se espera de un sitio donde todos los caminos convergen. En la actualidad no cumple ninguna función especial, pero al momento de formarse la ciudad, fue a través de él desde donde recibió todos los materiales e insumos necesarios. Cuando la obra finalizó, cerró definitivamente el paso dando lugar a otros dos centros de suma importancia. Uno de ellos se dedica a deliberar sobre cuestiones de índole sociales, relaciones de amistad y amor. Es además, el motor de la ciudad. Por él pasa todo el combustible necesario para que la misma funcione. Desde él parte purificado el fluido que transporta el oxígeno y la materia prima con que se alimenta cada órgano y célula. El otro centro, un poco mas apartado del primero, se encarga de las tareas ejecutivas. Imparte las órdenes, distribuye los cargos, controla y regula. Una ciudad gobernada desde el centro izquierdo por el deseo y desde el norte por la razón.

Cuando la mayoría del gobierno es del partido del deseo, todos están felices, se enamoran en cada cuadra, cantan y disfrutan cada instante. Por el contrario, cuando gobierna el partido de la razón, todos caminan enfilados como si fueran soldados, nadie improvisa, se pierde la espontaneidad, los artistas mueren de tristeza, los intelectuales de soledad y de hambre, el pueblo  pierde el poder de expresarse, la palabra el alimento del alma, se debilita, y por último la libertad muere.

Felices en cambio viven en esta ciudad los materialistas. Ninguna pieza esta fuera de lugar, todo es posible de controlar. El azar es derrotado como una ilusión. Esta ciudad se vuelve solitaria. No engendra ni atrae gente nueva que le de vida y le renueve su sangre y su espíritu, por temor a peder el control. Vieja y sin luz se muere de poco. Prohibido esta visitar el lugar más boscoso sensual y placentero de ella, el sitio que inyecta la vida. Con el paso del tiempo, una vez secos los lagos dejan de alimentar las fuentes y los campos. Las aves migran y,  así pasan los años sin que nadie la seduzca.
No es bueno que gobiernen por separado ambos partidos, ni por épocas. Lo ideal es que, en cada etapa la ciudad encuentre el mejor gobierno, que atienda unas veces más a la razón, y en otras a la emoción. Pero no es fácil decidir lo ideal en cada situación, esto es: Cuándo se debe vestir con minifaldas y maquillarse de colores pasteles, y cuando vestirse de gala?;  Cuándo debe arreglarse el cabello donde posan los pájaros, y cuando recogerlo?. Debe poder elegir la mejor ciudad posible en la que el deseo se cumpla sin que la razón  destruya. Un lugar donde el deseo se vuelva razonable; reine el justo medio, y  no se desborden los ríos ni los mares. Una ciudad que cuide todos los puntos cardinales. Su vida esta en el centro hacia abajo; desde ahí nacen los obreros, los magistrados, los maestros, la gente que le entrega su alma. Se ramifica hacia los costados y hacia abajo. Necesita de  fuertes brazos  para levantar el espíritu y sobrellavar las duras cargas de los momentos difíciles; también  de unos pies cuidadosos y unas piernas ágiles para andar despacio por los caminos complicados, pero que  pueden corren ligero cuando es necesario, además de ser aptos para el baile cuando la ocasión se presente. Perfumada con una sensual fragancia de estación, conquista adolescentes  y ancianos. Ella mantiene en equilibrio las tensiones, es fuerte cuando necesita del coraje para defenderse de los ataques externos. Es cálida y suave con cada centímetro de su ser. Acoge en sus brazos a los desamparados, a los faltos de casa, amor y comida.  El sol sonriente ilumina su rostro, y mediante sus grandes  ojos puede ver, sentir y  comprender todo lo que en ella sucede. Madre, hermana, novia, amiga  de todas las edades y sin edad, alberga nuestra finita existencia delante de nuestras necesidades, por encima de nuestro destino. Un plan perfecto que se proyecta desde las estrellas

viernes, 21 de diciembre de 2012

Sollozo de arena



En esa casa no había paredes solo puertas y ventanas pintadas como cuadros.

Las mañanas eran cortinas de fuego abiertas al pasado.

En las tardes el mendigo aguardaba la sombra del tiempo.

Y en sus manos se derretía el sol.
 

Cantaba el paraíso en el nido del sorzal.

La lluvia repartía las gotas sobre un puñado verde de cielo.

Calma,  el viento sobre el muelle junta las olas, yo no estoy en la orilla sola en el despertar.

En tu blanca estrella se fuga el mañana, un reflejo llega hoy al cuarto de huéspedes.

La tasa en el piso reposa el silencio de las fuentes secas, murmullo de coborades.

 
No tengo la llave para abrirte el alma, tengo el candado atorado en mi corazón.

El perdón llego en un barco de papel y se deshizo de tu perfume de brújula.

Camino a tu encuentro en pequeños pasos de  arena y madera deshecha.

Esa tierra no tuvo deseos del suelo; el fruto del paisaje fue el soñador que no tienen donde reposar.

 

viernes, 14 de diciembre de 2012

Fiestas de Hadas Perdidas (Marta, María y Mamá)

Mi mamá tenía dos hermanas: Marta era la más chica, Maria era la hermana del medio y mi mamá, Nelly, la mayor. Marta mi madrina, se parecía mucho a mi mamá en el aspecto físico, pero era 13 años menor. Tenía un carácter más dócil y más tierno. María en cambio era seca.

 
Marta me cuidaba como a una hija, y yo la quería como a mi mamá. Su departamento estaba en capital cerca de la estación Chacarita.  Vivía en un segundo piso con Miguel, mi padrino. A la mañana  me despertaba siempre con un rico desayuno. Después me levantaba, me bañaba y salía a hacerle las compras. Alrededor del mediodía comíamos y luego jugábamos o nos íbamos a pasear. Imagino que era una gran compañía porque ella no tenía hijos.  A sus  26 años lo único que deseaba era un niño a quién amar. Mis vacaciones eran su deseo cumplido, así lo sentía.

El resto del año iba a  visitarla con mi Abuela. Un viaje largo desde la Lanús. Siempre tomábamos el  colectivo 42 desde Pompeya  y nos bajábamos en la plaza de Dorrego y Corrientes. Luego caminábamos 3 cuadras hasta el departamento. Esto fue durante casi 15 años de mi vida.

María vivía en Flores en una gran casa con perfume a magnolias. Tenía lugar para jugar, una pileta para el verano y de amigo un perro llamado Ted. La alegría de lo cotidiano no se festeja. Es un hecho consumado. Es la esperanza que no desespera por encontrar lo correcto en el mismo lugar. Aprendimos como se disponen las piezas del ajederéz. También a dominar  la estrategia mínima de sus movimientos. Apenas unas reglas para avanzar y retroceder sin ganar ni perder. Pero, qué hacer cuándo esas reglas cambian y no las entendemos. La vida es un juego que no podemos abandonar. Perder o ganar es un punto relativo, que equidista del centro de las miradas de todas las personas que se atreven a juzgarnos. Cuál es la recompensa?.   Cuál es el desafío?.  Algo debió ser y se quebró.

Marta fue la pesadilla de muchas noches indeseadas. Fue el deseo de volver a despertar con sus desayunos. Tenía 17 años la última vez que la visité. Ella estaba recostada. Era invierno y estaba muy fría y pálida. Yo estaba por viajar a Bariloche y ella por irse a un lugar del que todavía no he recibido postal. Sus ojos azules me miraban como queriendo atraparme en una foto del alma. Su rostro suave se desvanecía todas las tardes. Todos sabíamos que faltaba poco. Lenta fue su despedida. Sin lágrimas y sin risas.

Mucho tiempo después conocí en la facultad a  Margarita. Nos llevábamos muy bien. Estudiamos juntas muchos años y muchas materias. Finales, parciales y trabajos prácticos. Algunas veces ella venía a mi casa, le gustaba el olor a pasto mojado luego de llover. Otras, yo iba hasta su casa en la capital, todo el recorrido y los lugares me parecían nuevos.

Al término de la carrera cuando ya se habían terminado los exámenes finales, tuvimos tiempo de juntarnos por distracción. Una tarde en el verano nos reunimos en su casa a tomar mate con otros compañeros de la facultad. Luego cuando se hizo mas de noche nos cambiamos y  fuimos a comprar un helado. No recuerdo por qué, siempre caminaba hasta la puerta de su casa, por la mitad de la cuadra, sin llegar hasta la siguiente esquina. Esa tarde debió ser la primera vez en años que fui  hasta el final de la calle. Doble a la derecha, hacia la heladería, observando las casas hasta que en un momento fijé la vista en una de dos pisos. Advertí aquella ventana por donde entraba el sol y el pequeño cristal de cielo en el  mundo de Marta. Había olvidado todo. Cerré un capítulo y destruí sus hojas. A la vuelta de mi infancia, en la esquina de su corazón apagado. Llegaba con el mismo colectivo y me bajaba en la misma parada del Parque.

De repente comprendí que su ausencia fue más profunda que el recuerdo de mis felices vacaciones de verano y de invierno. Un paréntesis abierto a la espera del recuentro.

Ahora están otra vez juntas y creo que esta vez sí es para siempre.

Desde mi pequeño lugar en este mundo con algunos sentidos quebrados las abrazo, con mi corazón.
Brindo por ustedes como cuando estábamos todos sentados en la mesa y yo robaba de cada copa los restos de alcohol en un acto de picardía e inocencia. Tengo la alegría de esas fiestas sellada en mis ojos, y un hadita pequeña que me despierta todas la mañanas y por quien hoy sigo el camino que ustedes dejaron atras.

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