lunes, 17 de septiembre de 2012

Suaves grietas

Con tu piel al desnudo, en un silencio enmudecido de sombras
          oscuro y blanco de hilo teje el destino su fibra,
mientras estalla en el suelo la ternura.

No me enciendo en los grises del camino que bordea tu figura.

Apenas en el recuerdo el corazón late envuelto en pasos que huyen al desierto.

Contra un muro estallan las palabras y se retuerce el sonido con el llanto.
No abandones las aves que  te rozan los pies; regresan cuando se alejan de tus viajes. 

Camino en círculos y me vuelvo contra el punto quebrado.

Aun no encuentro las llaves de mis lágrimas, no podre servirte el desayuno.
Tus manos guardan el secreto gusano comiendo el néctar de tu voz.

Duerme en el mañana. Recuérdame que fui ayer, el presente en tu otoño y tu demonio.
Apenas me hablas y quizá yo no escuche.
No tengo apuro. Nunca llego a ese lugar donde todo termina. 

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