Ni te di el abrazo que hubiera querido. Esa noche, me despedí con un beso, como siempre.
Te siento despertar junto al color de tus aromas, mezcla de lluvia y sol.
El verde que tiñe tus pies regados de barro.
No hay viento que me traiga tu alma, ni calor que me devuelva tu ternura.
Hay mañanas de manos vacías y pasados que las extrañan.
Te espero, te acurruco desde mi dolor, mamá.