miércoles, 19 de noviembre de 2014
Suciedad social
Qué sociedad tan extraña en la que estoy viviendo. Mirar la televisión es una
actitud casi suicida. Si alguien tiene miedo, se encuentra deprimido o
susceptible por algo, después de observar la vida que se presenta detrás del
aparato, esa persona agota sus esperanzas. Nunca vi tanta gente pelearse al
mismo tiempo, acusándose de cosas supuestamente inmorales. Se acusan de
mentirosos, de adictos, de irresponsables. Lo llamativo es que son programas muy
vistos, quiere decir, que la gente lejos de sentirse agraviada y avergonzada de
los malos tratos, los consume como chocolate. El agravio, se traslada a la vida
diaria de cada espectador. Lo viven en el trabajo, en la parada de colectivo, en
la calle, a veces en la misma familia o amigos. Son consumidos masivamente
cuando se violan las leyes y las normas. Cuando nos quieren hacer sentir a
morales, inmorales porque no cedemos nuestros derechos. Conceptos más, conceptos
menos, suelen decir que esta suciedad es individualista. Y entonces me pregunto
cómo se puede construir una sociedad más solidaria si no existe nada que nos
obligue y nos enseñe a convivir en la masa. En el conjunto, en ese nos, nos
perdemos. En el Nos, también nos vulneran y nos quitan nuestros derechos,
simplemente faltarnos el respeto. Lo peor de todo es la desprotección de los
chicos. Sentimos mucho miedo que nuestros hijos sufran las malas acciones que
los mayores hacemos y consumimos. Por otro lado, si tratamos de contenerlas y de
prevenirlas, ¿por qué no empezamos con nosotros mismos? ¿Qué sociedad les vamos
a dejar? ¿Qué sucederá con ellos cuando trabajen? ¿Cuándo salgan a la calle a
tomar el colectivo? ¿Cuándo tengan que defenderse? Supuestamente en la escuela
aprenden a socializarse y respetar las normas. ¿Cómo van a sobre vivir en un
mundo donde no fueron preparados para convivir? ¿Vamos a creer que cortando la
raíz del problema desde la escuela estamos salvándolos? Creo que no, mientras en
casa sigamos consumiendo la agresión como chocolate desde un aparato. Mientras
nosotros los mayores, padres o no, contemos como conseguimos ser exitosos a
costa de los demás. Mientras nuestros representantes no nos respeten y mientras
nuestras leyes no se respeten, no creo que esos niños mejoren. Van a retrasar el
aprendizaje en la jungla. Van a sufrir y aprender de grandes a adaptarse a la
realidad en la que les va a tocar vivir. Sabiendo lo que está bien y lo que está
mal con la impotencia de ser engañados, manipulados, usados. Espero que mi
pequeña Sofia, pueda resistir. Como mamá me pregunto cuál será la opción menos
destructiva para ella. Después de todo, los niños deben preservar su inocencia.
Pero, también es sabido que los niños mal tratados física o psicológicamente son
potenciales destructores; muchas veces tan aleccionados y adelantados que de
grandes suelen ser personas exitosas, según el significado que nuestra sociedad
occidental tiene del éxito. El valor del éxito al que nos exponen parece no ser
del que está mejor preparado, sino de quien menos sufre cuando le sangran las
manos.
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