
Detrás del vidrio las gotas me
hablan de tus tristezas, de tus ganas de irte de viaje. Yo no espero tu
arrepentimiento. El lugar al que te vas seguramente es cálido. Me divierto escuchando como toda esa fuerza
nativa choca y explota contra el material muerto.
No me importa si te caigo
bien; si algo de mí te revela una duda.
Te ofrezco quedarte en el
silencio, estirando tu pecho hasta encontrar el relámpago en el cielo.
Siempre corro para llegar
primera a ningún lado. Traigo escondida la sentencia en el bolsillo. No estás
ahí para entenderme, ni me interesa.
Miro con los ojos en las manos. Escucho las
palabras contra mis oídos. Solo me queda saborear el deseo.