No creo que en tu reino se cultiven esas flores. En tu mundo no habitan seres que disfrutan pasionalmente.
La sangre en cambio nutre la tierra del polvo.
Yo soy una reina de sangre y goce.
No vendo mi reino por un morlaco. Ni reparto las hojas secas que el viento me regalo.
No exprimo corazones por tener más de lo mismo.
Venas de lata no se pudren, se funden, con el egoísmo, el narcisismo, el dinero y de todo eso sale el perfume que brota tu piel seca.
Tu plumaje gastado, mezcla de oro decorado con piedras de pavo real.
Las princesas verdaderas vuelan junto a la silueta de la lluvia. Expulsan sus miedos al bosque.
Vos los guardas en tu almohada.
No se compra la felicidad con el placer instantáneo.