martes, 2 de octubre de 2012

Sophía

Cierra los ojos salados.
Mueve la cabeza en círculos susurrando una palabra, dos palabras, una canción.
Tu boca se unta en frases de dulce ironía.
Tu mirada parte el instante cuando encuentra la llave que abre el presente y cierra el pasado.
Sientes extraño el silencio que  conversa con tu malvado instinto de superación.
El discurso destruye lo inocente y lo intencional.
Despiertas buscando los pinceles y las sombras de quien retoco tu sueño.
El alma de un hombre acobardado por su conciencia animal.
Sigo tu camino sinuoso yendo del amor al odio. Retrocedo en algún sitio cercano al cariño en busca del punto de quiebre.
Son los dichos y las mentiras que empañan y callan las palabras de fe.
Tu fruto madura alegre y despacio en la tierra. Necesita tu aliento en la derrota y tu reto en el arrebato. Tu nombre aun es recuerdo imperceptible al oído de una frase sin terminar.
No destruyas el destino con final. Un ser pequeño tiene las manos abiertas al futuro, sin temor ni memoria. Tiene todo para ser tu deseo.
Lo mejor de tu sangre y tus venas esta aun por nacer. Puedes mejorarte a ti mismo en el momento en que una sonrisa sin perlas te mira y te extiende las manos.
Son sus pequeños dedos, su suave piel, tu mismo gen. Son sus ojos que te buscan y te besan. Sus pasos inseguros que engendran un mañana. Su aroma a viento verde y amarillo, a vertiente que acaba de nacer; a todo lo que pueda darle sentido de perfección.
Buscar lo que aún no puede manifestarse. Errores que se salvan con amor. Sonidos bajos que susurran su imaginario mundo, aun por descubrir.
Fue, tus noches tristes y desesperadas.
Fue, todas tus aventuras y alegrías.
Es tu presente y tu futuro.
Sos su pilar y su esperanza.
Es tuya, similar y distinta en cada fibra de su diminuta presencia. Necesita de tu fuerza para avanzar sin miedos. No dejes que te destruya tu inconciente. Algún motivo doloroso les dio origen. Somos gen y cultura. Medio ambiente e instinto. Podemos cambiar de rumbo eligiendo mejor. Pero necesitamos darnos cuenta de hasta donde avanzamos solos y hasta donde nos acompañaron en el destino que tuvimos.
Debemos saber perdonar. Tu sendero tiene nombre a sabiduría, Sophía. Seguí sus pasos.
Su mirada aprende de tus gestos; te ve como su ídolo, su juguete, su comida, su pañuelo de lágrimas. La tierra que le hace crecer; el viento que la mece y la refresca. El agua, el sol y el aroma de sus primeros pasos que avanzan hacia tu cuerpo. Fuente de su ser.

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