jueves, 18 de octubre de 2012

Ayer se marchó


El sueño tomó la realidad y la despertó. No tuvo tiempo de pensar y comenzó la actuación. El cuerpo estaba inmóvil, pero corría y los ojos sonreían. Ella creyó que  era un milagro  y se dejó llevar en paz sin preguntar. No podía pensar que ese mundo tenía  un final improvisado. Gozó, dispuesta a probar el amargo y dulce valor de sus No.  Sonrío como una flor cuando le ofreció su tallo y su color.

Sintió la frescura de una mano precavida. No entendía que se puede amar una vez, un minuto y desaparecer. Él cree en cosas que ella no ve. También cierra sus ojos y da  gracias por la brisa de la noche y por el calor  del amanecer.

Entrada destacada

Locura en gotas de leche

No aceptaba la verdad, porque el vientre es todo. No aceptaba que la encerraron en su cuarto con los miedos del abandono. Luchaba con su...